Trenzas congoleñas


Como os adelanté en la entrada del sábado, ayer vinieron a hacerme las trenzas que tantas ganas tenía y que tanto deseabais que me hiciera, siendo una mujer que siempre cumple con lo que dice en esta ocasión no iba ser de otra manera. Durante la semana fue imposible organizarlo, pero el viernes comenté que como no teníamos ninguna excursión programada podría ser un buen momento para hacérmelas, además de que tampoco quería que pasara demasiado tiempo para poder disfrutarlas. Así que el sábado por la mañana fueron a buscar quien me las hiciera, y al poco tiempo Cecile (novicia de las SSJ con la que también vivimos) vino dándome la gran noticia de que el domingo al acabar de comer, a las 13h (quitando los días de la maternidad que llegamos a casa muy tarde siempre se come sobre las 12:15) vendrían a hacerme las trenzas.

El domingo estaba ansiosa porque llegara la hora, nos levantamos temprano porque teníamos una cita con la parroquia con la que vamos a colaborar. Los domingos celebran cuatro misas de las cuales tuvimos que ir al final de las dos primeras, para que el párroco nos presentara a los padres de los niños y jóvenes con los que íbamos estar en las próximas semanas. A la tercera nos quedamos, porque se trataba de la misa de los niños y merecía la pena verla completa, porque con todos ellos estaremos desde hoy y también iban a presentarnos antes de que acabara, y de la cuarta nos libramos, es la misa que se celebra en latín y pedimos ausentarnos en esa. Eses momentos de presentación para mí son horribles, porque con mi timidez que una “musungu” pase por el pasillo central de la parroquia que está abarrotada de congoleños mirándote con mucha atención… para mí no es nada de agrado, pero intenté hacerlo con mi mejor sonrisa y procurando evitar ponerme demasiado roja (los que me conocéis, sabéis que es una tarea algo complicada de llevar a cabo), a pesar de ese mal rato, reconozco que todos nos acogieron con cariño y que una vez que nos volvíamos a donde estábamos situadas, siempre se nos acerco alguien para darnos una bienvenida más personal y agradecer que viniéramos a conocerlos desde tan lejos.

Al acabar nuestra cita volvimos para comer, los nervios y la emoción se fueron reafirmando con cada minuto que pasaba. Por fin llegó la hora, dos mujeres congoleñas con sus hijos venían a analizar mi pelo porque ya me advirtieran que para ellas no era tarea fácil y que no todas sabían hacerlas con nuestro pelo, pero la que vino tenía experiencia con italianas. Una vez que lo vio y le explicaron la idea que yo tenía (aquí hay muchos modelos de peinados con trenzas donde escoger) dijo que necesitaría pelo artificial para poder hacérmelas, así que le di el dinero para que lo fuera a comprar y al poco vino preparada para empezar.

Me senté en una silla que sería mi fiel compañera durante las próximas horas, y la madre congoleña empezó a hacerme pequeños moños para dividirme el pelo por zonas. Una vez que ya estaba todo listo, con un mechoncito muy fino de mi pelo y otros tres mechones igual de finos del artificial, empezó a trenzar mi pelo bien pegado a la cabeza. Jacky estaba preocupada porque me doliera mucho, y si que molestan los primeros tirones y más al ir tan pegada la trenza a la cabeza  como yo quise pero era muy soportable.

El proceso de trenzado tuvo una duración de cuatro horas y media largas… y el dolor que al principio era soportable, cuando llevaba dos horas empezó a ser pesado,  pasadas las tres horas deseaba que terminara y cuando ya íbamos por la cuarta hora no me llegaba el momento de que llegara la ultima trenza. Otra zona tambièn afectada fue mi culo, que dejè de sentir en la mitad del proceso, menos mal que una se las Siervas vio mi cara de socorro y me trajo un cojin para estar màs còmoda. El dolor de cervicales también se hizo muy presente al tener que andar con la cabeza torcida todo el tiempo. Cuando por fin acabó, metió el pelo artificial en agua recién hervida para que no se deshicieran las trenzas, me levantè, estirè bien las piernas y me toquè la cabeza con la alegrìa de tener por fin mi nuevo peinado. Aunque el sacrificio de horas no me lo quitò nadie, en cuanto a dinero no puedo decir que me costara pagarlo, 15 dolares (sobre 13 €) porque es una cifra que en Ourense no me llega casi ni para lavar y peinar.

Aquí os dejo las fotos del proceso, ya me diréis que tal me quedan. Esta no era la entrada que tenía prevista pero supongo que era una muy ansiada, la próxima será la que os comentara.























Adriana

9 comentarios:

  1. Guapisima como siempre....besos!!!!

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  2. Qué barbaridad! A mi también me hacía falta uno de esos trenzados :DD

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  3. Qué envidia!!!... Después de preguntar 20 veces por qué te pusiste el pelo así.. Héctor dice que estás muy guapa (sigue haciéndote la rosca aunque sea a distancia) :-P

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  4. hola soy Marivi te quedan genial las trenzas !!!!!

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  5. parece que no te hayas ido ......con tanto internet...seguro que estas en el Congo ??? o estas en Sanxenxo...

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  7. bicos desde Viajes Vila Tres y de tu madrina

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  8. Amazing!! Disfruta la experiencia Adri, mereció la pena esperar horas para que hicieran esas trenzas jejeje

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  9. Soy la madre de Iago y Dani Otero. Nos acabamos de enterar de tu aventura por la web del colé. Estas muy guapa con las trenzas! Disfruta de esta experiencia inolvidable. Iremos siguiéndote por el blog.

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