Boda Congoleña


Mi primera semana en el Congo la puedo resumir con dos palabras: muy emocionante. Me faltan horas en el día para poder reflexionar sobre lo que aquí estoy viviendo a cada minuto, y me faltan palabras y momentos para poder contároslo todo al detalle. Estoy  en un mundo tan distinto al nuestro, que todo son novedades.

En la anterior entrada os hablé de los distintos actos a los que asistí en mis primeros días aquí, os comenté algunas cosillas diferentes, pero se me quedaron muchas por contar, así que hoy os voy hablar de la boda, donde pude apreciar  la diversidad de culturas, y por consiguiente, costumbres que existen en el mundo.








Empezaré por quien escoge el marido, la futura mujer o el padre de ella? Aquí a veces escoge la mujer, pero otras muchas es el padre, ya que el hombre que quiere casarse con una congoleña tiene que preguntarle al padre por la dote de la hija, y no podrán casarse si no se llega  a un acuerdo. Así que algunas veces el hombre que decide el padre, porque ha ofrecido una mejor dote, no es el mismo que quiere la hija pero tendrá que aceptarlo.








En la dote se suele pedir: dos cabras (muy apreciadas aquí, lo pude comprobar en la misa del nuevo Obispo, donde vi pasar una cabra por el medio de la Iglesia y en el árbol atada le esperaba una vaca, regalos de la gente congoleña, entre otras cosas. Os podéis imaginar mi cara de sorpresa al ver al animalillo caminando hacia el altar, me quedé tan impactada que ni tiempo tuve de hacerle una foto a ese momento), además de las cabras se pide una cantidad de dinero, sobre 1500 dólares (esta cantidad varía dependiendo del padre), un paño  para la madre de la novia (tela con la que se hacen trajes, tiene que ser de la mejor marca), un traje para el padre, y dependiendo de la familia piden aceite o sal, y después dependerá de la originalidad del padre, incluso pueden llegar a pedir gafas de ver  o lo que se le ocurra. En caso de que el padre pida una dote pequeña porque le da vergüenza pedir mucho, es la propia hija la que se ofende por esa dote tan pobre que no la hace valer. La visión de los padres de aquí cuando nacen una o varias hijas en la familia, es que recuperará la dote gastada en la que es su mujer.

La boda se realiza en un mismo día pero tiene tres momentos diferenciados: a la mañana se casan por lo civil, después de comer la boda por la Iglesia y a la noche la fiesta en su casa. Los padrinos de la boda no son el padre de la novia ni la madre del novio como todos nos imaginaríamos, sino que serán ajenos a sus familias y son los novios quienes los escogen. Sin embargo, los novios entrarán de la mano de su padre (en el caso de ella) y su madre (en el caso de él), una vez que los acompañan a su asiento, los dejan con los padrinos que fueron caminando detrás de ellos, y se sientan en un banco diferente.







 (Podéis ver en estas fotos lo que os acabo de explicar)


La novia lleva cubierta la cara con el velo, que será el futuro marido el encargado de descubrirla en el momento del beso, que empezará con un abrazo para terminar en un tímido y pequeño beso donde casi ni se rozan los labios. Toda la boda estuvo llena de bailes preciosos de las niñas, un coro de jóvenes que cantaban de maravilla y las mujeres con sus gritos en los distintos momentos de emoción de la celebración, como muestra de su alegría.  Al acabar los novios se marchan juntos (en el caso de esta boda también llegaron en el mismo coche, aunque no es lo usual, en eso si que coinciden con nosotros) y unas horas después empezará la fiesta.













Como veis, llevo aquí una semana y aun no he avanzado en contaros nada más que lo que viví en mi primer  fin de semana. Me falta hablaros de los otros actos, pero como mi compañera los ha escrito tan bien en su blog os animo a que lo leáis (el enlace está a la derecha), porque como os decía al principio, me resulta muy difícil contaros todo como me gustaría, así que con lo de Josefina complemento lo que a mí me pueda faltar.

Prometo subir la próxima entrada en un par de días (si la luz me lo permite), y os adelanto que he ido a colaborar con una maternidad, la experiencia más preciosa que he vivido hasta ahora, ir preparando el pañuelo para las próximas entradas, porque si logro transmitiros la mitad de las sensaciones que he tenido, espero conseguir emocionaros como yo me he emocionado viviéndolo.





Muchas gracias a todos los que estáis siguiendo mi aventura, cada mensaje que recibo o comentario que leo en el blog, me anima a seguir escribiendo para compartir lo que estoy viviendo con vosotros. Todos me hacen mucha ilusión, pero he de reconoceros que el que más me ha emocionado ha sido el de mi alumno revoltoso, Héctor al que le mando un beso muy grande y gracias a su familia por enseñárselo, supongo que entenderéis mi debilidad hacia ese comentario.

PD: se que estáis deseando verme con las trenzas, os anticipo que mañana van a venir a hacérmelas a casa, ya me diréis que tal me quedan.


Adriana


1 comentario:

  1. Ya veo q sigues disfrutando y viviendo cada momento!!!!
    Sigue así....cárgate d energia...pues d ella y d los recuerdos vividos echarás mano todo el año.
    Besazos!!!

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