Son
muchos los aspectos que podría mencionar en esta entrada, porque si cada
cultura tiene rasgos destacables, la congoleña es hablaros de una forma de vida
totalmente distinta como ya os habréis dado cuenta.
Como
os he comentado en alguna ocasión, destaca el colorido en sus prendas de
vestir, tanto en hombres como en mujeres, aunque en ellas se observa lo
presumidas que son y lo mucho que se arreglan a diario. Si se arreglan siempre
mucho, en caso de que haya un acto litúrgico importante lo demuestran mucho
más, sacando los paños más especiales.
El domingo 20 de julio asistimos a la primera misa de ordenación de un amigo de Jacky, como ya os mencioné anteriormente, la música, el baile y el sentimiento de fiesta estuvo muy presente durante las 4:45h que duró el acto. La duración normal de una misa es de dos horas, pero en este tipo de celebraciones especiales se alarga. El colorido estuvo muy presente, aunque predominó la tonalidad azul con el paño de San José, coincidió ser el patrón de esa Iglesia, por lo que la mayoría de los asistentes tenían sus trajes hechos con esta tela. A nosotros esa duración tan extensa de una misa nos llama mucho la atención, por lo menos así nos pasó a nosotras, pero aquí es lo normal, la gente congoleña es muy católica y si se celebran más cortas no les gustan, están acostumbrados. En mi caso, me encantan las dos primeras horas, el ambiente festivo me ayuda mucho para que no se me hagan demasiado pesadas.
En
esta celebración se trataba del primer cura que salía de esa parroquia, todos
los vecinos estaban encantados y fueron muchos los regalos que recibió. En esta
ocasión tan especial no podía faltar la cabra, esta vez estaba preparada para
que no se me escapase ese momento y poder compartirlo con vosotros. Una vez que
terminó el acto religioso nos invitó a unos primeros entrantes para luego
empezar la gran fiesta que se alargaría toda la tarde.
En
tema de educación, no todas las familias se pueden permitir escolarizar a sus
hijos y tampoco es obligatorio. Una escuela normal son unos 30 dólares al trimestre,
a simple vista no parece demasiado, pero vamos a analizarlo un poco. Un sueldo
medio de una enfermera es de 170 dólares al mes, cada familia tiene mínimo 5
hijos cuando no tienen 10, contando que la comida es lo más caro aquí. Ayer
fuimos Josefina y yo a comprar un poco de chocolate (artículo de lujo en esta
zona) para invitar a las Siervas de nuestra comunidad, y con cuatro tonterías
nos gastamos 45 dólares. Así sucede con la mayoría de productos, estos son carísimos
comparados con España porque una tableta de chocolate son 8€, pero el resto están
a nuestro nivel de vida. Pensando en sus sueldos, la cantidad de hijos que
tienen, alimentarlos a todos, pensar en pagar ese dinero para que estudien
todos, es muy complicado. Como en educación pasa lo mismo en sanidad, tienen
que pagar absolutamente por todo: las consultas, las urgencias, los partos, las
operaciones… En este país lo que es más barato de todo es vestirse, camisetas a
20 cents o sandalias incluso a 10 cents.
Las casas, no tienen nuestros problemas de hipoteca o alquiler, las construyen ellos con ladrillos y un poco de cemento. En general, no tienen mucha preocupación por este tema, simplemente quieren 4 paredes y un techo que los proteja de las lluvias. No suele haber muchas divisiones, son pequeñas la mayoría, tienen dos divisiones donde se amontonan para dormir. La comida la preparan con carbón en la calle. Para lavarse buscan agua en un cubo, al igual que para la ropa. La verdad es que viendo cómo viven la mayoría nos sorprende que salgan tan limpios y arreglados de esas casas tan poco cuidadas.
La limpieza de la calles está ausente, no encuentras papeleras por ningún lado. Su manera de tirar la basura que acumulan es quemándola en la calle, pero esa montaña de ceniza después no se recoge. Es una pena que un país tan rico en muchos aspectos, se preocupe tan poco de su cuidado. Nos han comentado que no es de las ciudades más sucias, aunque a nosotras fue uno de los aspectos que primero nos llamó la atención. La tierra es roja, y te acompaña en todos tus desplazamientos. Los congoleños, como os comentaba se preocupan mucho de ir arreglados, así que todos llevan un trozo de tela para limpiarse los zapatos del polvo antes de entrar en cualquier sitio.
Hace unos años casi no había comercios y era difícil encontrar los productos. En la actualidad, la ciudad está rodeada de pequeñas tiendas con los productos básicos. Si necesitas algo más concreto (como el chocolate que compramos) lo encuentras en las tiendas grandes, que son del estilo de nuestros supermercados. También hay muchos puestos sencillos ambulantes.
Aunque
también hay de la que nosotros conocemos como gasolinera,
como esta que os
muestro es la que te encuentras con más facilidad
Estos
son algunos de los aspectos que os puedo contar por ahora, porque cada día
aprendo algo nuevo. Desde el pasado domingo 27 de julio, hasta el día 3 de agosto,
estamos toda la semana viviendo en un seminario alejado de la ciudad en la
colonia con los jóvenes de la parroquia. Al regreso os contaré la experiencia
de vivir en un campamento congoleño, seguro que será otra experiencia increíble
poder compartir todo ese tiempo con estos niños.
Lo malo de hablar de la vuelta de ese campamento, es que se va acercando el final de esta aventura, no puedo dejar de entristecerme al pensarlo. Espero haber conseguido acercaros a esta realidad a través de mis palabras y poder aportaros todo lo que he aprendido a mi regreso.
Hasta
dentro de unos días.
Adriana