Hasta
hace unos años, según nos has contado las Siervas, casi no había coches, si
necesitabas ir al centro la mejor opción era ir en bicicleta. En la actualidad
no es así, hay coches por todos lados y sobre todo dubais. Conducen por el
carril de la derecha como nosotros aunque tienen el volante también a la
derecha la mayoría, hay algún vehículo que lo tiene del lado izquierdo porque
lo trajeron del extranjero. Las carreteras se podría decir que están
asfaltadas, aunque hay muchas zonas que no es así. Los viajes se asemejan al
movimiento de un simulador de un parque de atracciones, dado a los baches que
te puedes encontrar en el camino.
Cada día es una aventura, y os aseguro que es así, porque subirse en el transporte urbano de Lubumbashi es una experiencia inigualable a la par que un poco peligrosa. Los dubais son unas furgonetas que las han acondicionado para llevar el máximo número de pasajeros posible.
En la zona de aparcamiento de los dubais se amontonan todos en fila, tienes que preguntar el que te toque a la persona encargada para subirte por orden. Hay la zona de aparcamiento legal, pero también hay la ilegal, que son algunos que no quieren seguir ningún puesto que les digan y se colocan en otras zonas que no están asignadas como tal, lo hacen para poder hacer más viajes aunque el precio no varía entre unos y otros. Aún no he logrado saber muy bien cómo se distribuyen, porque en función de la zona donde aparcan van por una ruta u otra.
El típico asiento de coche solo lo encuentras en la zona delantera, zona poco recomendable de ir aunque vayas más cómoda sentada por la gran visibilidad que tienes de la carretera y sus peligros. Estos conductores poco siguen la normativa de conducción segura, todo lo contrario, tienen una conducción temeraria, algunos ejemplos de su manera particular de conducir para que os hagáis una idea: se inventan carriles donde no existen, los adelantamientos los hacen por la derecha o por la izquierda, conocen a la perfección la medida del dubai siendo capaces de pasar por el medio de la carretera entre dos camiones (no necesitas estirar el brazo por la ventanilla si quieres tocar el camión, pasan a su lado casi rozándolo), los pocos semáforos que hay en la carretera se los saltan en rojo y la forma de avisar a los peatones de su paso próximo es pitando para que escapen, ellos no desvían su recorrido para esquivarlos, antes los atropellan. Así que, como podéis observar el asiento delantero te permite ver todo lo que está pasando a la perfección y la verdad, es mejor vivir en la ignorancia. A mí me tocó una vez en ese asiento, ya me puse nerviosa al ver que el cristal estaba completamente empañado, si yo no veía casi la carretera, al conductor le tenía que estar pasando lo mismo. Reconozco que no fue un trayecto muy horrible, era primera hora de la mañana y había poco tráfico, pero me fue suficiente experiencia, porque la angustia que pasé al ver cómo adelantaba a un coche en una curva mientras veía que nos abalanzábamos a otro coche que se incorporaba al carril por dónde íbamos pasar, me sirvió para confirmar que prefiero ir en la parte trasera donde solo veo cabezas, sin ver todos los peligros que nos acechan en cada viaje.
Los
asientos traseros (por llamarlos de alguna manera) son tablas de madera, a
veces forradas de tela, con bordes de hierro. En cada tabla de un metro de
largo, consiguen meter 4 personas e incluso 5, hay en total 4 tablas. Sin
contar los dos asientos delanteros y el
del conductor, esas furgonetas pequeñas tienen una capacidad de 20 personas
como mínimo. En ocasiones, en la parte trasera en el hueco que queda libre
entre los pies de todas las personas que están sentadas en su tabla y lo que es
la zona de paso para salir, hay niños,
algún pasajero agachado, o incluso es la zona de gallos (que vomitan porque se
marean), pescados congelados o pollitos pequeños dentro de una caja. Según la
tabla que te toque tiene sus ventajas e inconvenientes. Si quedas en una de las tablas finales próximo a la
puerta trasera, tienes el peligro de que se abra sin previo aviso y salgas
disparada a la carretera, eso sí, sales de las primeras. En esa misma tabla
pero en la otra esquina, te clavas los hierros de la siguiente zona de
“asiento”, la gente te presiona hacia ahí por la falta de espacio para todas
las personas que sientan en cada tabla aunque tienes la tranquilidad de no
salir volando. En la primera tabla justo detrás del conductor se encuentra el
motor, por lo que notas un calor extremo en las piernas, además, la
persona que trabaja en este transporte
junto con el conductor, normalmente no tiene asiento, lo tienes haciéndote
compañía de pie ladeado encima de ti. Esta persona se encarga de abrir las
puertas del dubai, avisar las paradas que se tienen que realizar en el
recorrido, buscar nuevos pasajeros según vayan quedando huecos libres para
llevar llena la furgoneta siempre y cobrarnos a todos. Dicho esto, no sabría
deciros cual es el mejor asiento, el que sí que no recomiendo es el de primera
visibilidad.
Encargado que os comentaba con el cuerpo fuera del dubai en busca de
nuevos pasajeros,
en la mano el dinero que ha cobrado
Las
paradas no están estipuladas normalmente, los pasajeros dicen la zona donde se
quieren parar y les paran donde quieran. La manera de avisar al conductor por
parte del chico es dando un golpe a la chapa de la furgoneta, método infalible,
para y abre la puerta para que bajen los pasajeros.
En la decoración interna te puedes encontrar desde mantas de pelo encima del salpicadero, hojas verdes de tela alrededor del cristal, banderas varias, peluches colgando del retrovisor o carteles. En la decoración externa suelen tener pegatinas de equipos de futbol (Real Madrid, FC Barcelona, Chelsea…) y nunca falta celo que ayude a tapar los distintos desperfectos de la furgoneta.
El precio es muy económico, aunque dependiendo de la trayectoria varía un poco, cuesta el viaje sobre 250 Francos Congoleños (al cambio son 25 cents, aproximadamente) y lo puedes comparar con el precio de un paquete de 4 galletas o un plátano, la comida es lo más caro aquí comparándolo con el resto de productos.
Josefina, Midi con el dinero para pagar y yo dentro del dubai
Os
acabo de comentar que casi no hay semáforos, sin embargo en el centro de la
ciudad te puedes encontrar a este robot dirigiendo el tráfico como si de un
policía se tratara, nos han dicho que si que le hacen caso los conductores,
algo muy curioso que me llamó mucho la atención.
Como
os comentaba al principio de cómo era la
conducción del dubai, así sucede con el resto de vehículos. Cuando te bajas de
ellos tienes que mirar con cuatro ojos para evitar que te atropellen.
Ya os adelantara que os resumiría el mundo de los dubais, aún así, me dio de sobra para centrarme en una entrada exclusiva para ellos. Os comento que cada día que voy a la maternidad cojo 4 veces el dubai, por lo que no os miento cuando os digo que todos los días vivo una aventura diferente. A pesar de todo lo que os he comentado, de que cada vez que nos bajamos de uno es un milagro que no pasara nada, os aseguro que cuando vuelva para España los echaré de menos.
Adriana
Viendo y leyendo esta entrada he de decir que lo vuestro es fe y lo demás son coñas marineras.
ResponderEliminarSe me ponen los pelos como escarpias al observar "el firme de las carreteras". Menos mal que con el cartelito del parabrisas ultralimpio una ya se siente más tranquila, je! je!
Un besote
Viendo las peripecias que pasáis para llegar a vuestro destino,lo peligroso del Congo no son los animales.Si no los conductores intrépidos ,sois muy valientes,y intrépidas un beso cariño
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