Sé que hace tiempo os dije que me quedaban muchas cosas por contaros… aunque me haya retrasado en hacerlo (falta de tiempo al volver a la realidad en la que vivimos) no significa que os mintiera en lo que os dije… aún se me han quedado muchas cosas en el tintero.
Reconozco que aunque escribo con la ilusión de recordar lo vivido, no es la misma con la que os escribía desde tan lejos… la necesidad de transmitir lo que estaba viviendo, que mis seres queridos tuvieran noticias mías, me motivaban más que ahora estando aquí a su lado. Sin embargo, como lo prometido es deuda, voy continuar con mi aventura en el Congo.
En las entradas anteriores os he contado los
momentos más importantes vividos en mi voluntariado, ahora os voy a hacer un resumen de algunas anécdotas vividas en nuestras mini excursiones. Por problemas con el transporte no nos pudimos mover mucho de la zona donde estábamos, pero aprovechamos todas las oportunidades que se nos presentaron.
En primer lugar, nuestra visita al Lago Kipopo, sabíamos de su existencia porque cada día al regreso de la maternidad nuestra parada para ir a casa era “Lac kipopo”. El lago estaba muy cerca de nuestra casa, y una tarde nos fuimos unas cuantas a verlo. Tuvimos que buscar por donde entrar ya en la zona por donde se solía entrar ya no se podía porque era privado… finalmente, encontramos el camino, después de caminar un poco encontramos un pequeño puente… a simple vista no parecía nada peligroso… pero mi pastosidad y falta de equilibrio no dijeron lo mismo. Empezaron a pasarlo varias de las que íbamos cuando me tocó a mí, empecé muy bien pero pronto perdí el equilibrio y empecé a temer por mi salud! no porque me fuera a ahogar si me caía del puente, ya que la profundidad no creo que fuera más de la altura de mis rodillas.. pero aquello era agua muy contaminada! antes me quedaba colgada como un mono que caerme en esa charca… y así fue, evité quedarme como un monito… pero acabé subiéndolo a cuatro patas… con este ejemplo claro se puede observar que de aventurera tengo poco! jejeje Eso sí, a mi costa nos reímos un buen rato.
Una vez superada esa prueba tan difícil… llegamos al lago, tuvimos la gran suerte de que estaba atardeciendo… aunque no lográramos ver todo el recorrido del sol por donde estábamos situadas, tuvimos unas vistas preciosas, un sol rojizo impresionante que solo lo he visto allí, y la compañía inmejorable.
Para la vuelta, por suerte para mí, encontramos una alternativa aunque más larga mucho menos peligrosa, jejeje.
Además de esta primera visita al lago, volvimos un par de veces más, una comida con unos amigos de Jacky y nuestro último día en Lubumbashi con todas las Siervas, aunque era el mismo sitio, cada vez que fuimos lo vimos con una perspectiva diferente, así que podría decir que lo he disfrutado al máximo.
La última semana en Lubumbashi, además de aprovechar para ir a despedirnos a la parroquia, a la maternidad, a la otra casa de las Siervas…. también sacamos un tiempecito para ir a visitar un parque natural, no nos podíamos marchar de África sin ver algunos animales!! y así lo hicimos, fuímos a Muyambo Park, estaba a unos 20 minutos en coche.
Un parque inmenso, que por desgracia no está todo lo aprovechado que podría estar, estuvo unos años cerrado en el que robaron algunos animales (como por ejemplo una boa), y ahora mismo están intentando poco a poco ponerlo al día. Vimos Zebras, Ñus (creemos), un camello, burros, unas aves (que no logramos adivinar su nombre), avestruces, monitos... y nos quedamos con la pena de ver las jirafas…
El parque enorme, no lo recorrimos entero pero poco faltó en busca de las jirafas, que con el calor que hacía debían estar en búsqueda desesperada de sombra y no pudimos verlas. Es increíble ver a los animales todos libres… un terreno tan grande para ellos, y como se mantienen en manadas. He de decir que cuando pasábamos cerca de los Ñus y nos seguían fijamente con la mirada… cierto nerviosismo me entraba por el cuerpo, con el temor de que se les diera por correr hacia nosotras… muy bonito verlos libres… pero en caso de estos animales resultaba un poco peligroso, aún así me encantó la experiencia.
En esta aventura, nos encontramos con Pispa, un monito muy juguetón que se nos subía por la cabeza y nos buscaba piojos entre el pelo!! De las dos, la más valiente Josefina, yo tocaba a Pispa con cierto recelo, porque te venía a morder por todos lados… y aunque no hacía nada… Josefina se marchó con algún arañazo pequeño de recuerdo. Además de Pispa, cuando marchamos del parque en la puerta se encontraban bastantes monos que se acercaban cuando el sol bajaba y no calentaba tanto. Al principio impresionaba bastante, porque los había de un tamaño considerable, y para los que piensan que soy valiente, en realidad no es así, finalmente me coloqué en una zona estratégica manteniendo una distancia prudente de seguridad pero lo suficientemente cerca para que se pueda apreciar en la foto.
Estas fueron nuestras excursiones congoleñas, que las recuerdo con mucho cariño y añoranza.
Aunque no continuara escribiendo tan pronto llegué aquí, no hay un día que no se me venga a la cabeza el más mínimo detalle de mi vivencia en el Congo. Estos días estuve ordenando las fotos muy emocionada recordando cada momento, cada persona que se cruzó en nuestro camino… para preparar un vídeo resumen de algunos de los momentos vividos porque este fin de semana tenemos encuentro de voluntariado en Madrid donde vamos a contar nuestra experiencia este verano.
Prometo subiros ese vídeo y lo que vaya preparando en próximas entradas, intentaré no tardar tanto como esta vez.
Gracias a todos los que me habéis acompañado en esta aventura.
Adriana