Primeros días..., Primeras impresiones...


En mi primera entrada de esta aventura os hablaba de mis mochilas... Solo llevo 3 días y la más importante ya está cargadita de muy buenos momentos, de personas, de miradas, de sonrisas, de sencillez, de inocencia... Y es que, este pequeño acercamiento a otra realidad es más que suficiente para hacerme ver lo verdaderamente importante en la vida, esas cosas que muchas veces nos pasan desapercibidas, por seguir la rutina que nosotros mismos nos hemos marcado.

Cruzar el charco, se hizo todo lo llevadero que puede ser estar cerca de once horas encerrada en un avión... En el aeropuerto de Guatemala nos esperaban María Luisa y Antonio (miembros de la junta directiva de la ONG Local guatemalteca Sagrada Tierra) que, a pesar de no conocerme de nada, me
brindaron un recibimiento muy cariñoso, me hicieron sentir como en casa y eso es de agradecer.

Nuestro primer día empezó con un par de reuniones para conocer a las personas que trabajan en Loq Laj Ch'och - Sagrada Tierra. Os invito a que conozcáis su trabajo, los proyectos con los que colaboran y a todas las personas que se están beneficiando de ello a través de su web (www.sagradatierra.org).  La verdad es que hacen una labor extraordinaria.


                                 

Por la tarde, tuvimos la suerte de hacer un poco de turismo. María Luisa nos llevó a conocer la ciudad Antigua Guatemala. Se encuentra a 30 min en "carro" (como dicen aquí). De camino, ya pude ir reconociendo los contrastes tan grandes de esta ciudad rodeada de “cerros” y sus pendientes, en las que cuelgan las casas, (el cerro es la zona alta de la montaña con una pendiente pronunciada, una palabra que ya he añadido a mi vocabulario). Observe la diversidad de gente y el contraste de colores. Aunque, sin duda, de esa tarde me quedo con la vista al entrar en la ciudad, en la que se ven perfectamente los tres volcanes que la rodean: el volcán del agua, que podéis ver en la foto; el volcán de fuego y el volcán Acatenango. Sin duda un paisaje digno de admirar.

                                   Foto en la Antigua Guatemala 
                                    con volcan del agua de fondo 
                                   debajo del Arco Santa Catalina, 
                                        patrimonio de la UNESCO.

El martes, hasta el momento, ha sido lo más duro del viaje... A las cinco y media de la mañana nos pusimos en marcha hacia Raxruhá, nos esperaban nueve largas horas de viaje en coche más un par de paradas para desayuno y comida. Menos mal que el final del día terminó con el buen sabor de boca de nuestra primera toma de contacto con la Selva Guatamalteca, donde pudimos hacer una visita fugaz a una de las Cuevas de Candelaria en Mucbilhá.


Es impresionante ver cómo te vas adentrando por un camino empedrado del que no alcanzas a ver el final y, de repente, te ves en medio de la selva: plantas y árboles enormes rodeándote, cerros que te observan desde la lejanía y a tus pies las cuevas. Pudimos visitar, junto a un guía, una de las cuevas pequeñas, la Cueva de Río Seco. No quiero imaginar cómo serán las grandes. Esta zona pertenece a un grupo de Quetchies que forman la comunidad que se encarga del cuidado de las cuevas. En la próxima entrada os hablaré de cómo son estas comunidades, del amor que desprenden por estas tierras de una forma totalmente desinteresada, de su capacidad de organizarse para conseguir el bien común… Conocer a estas comunidades, me hace cuestionarme lo mucho que debe cambiar la sociedad en la que vivo, donde lo que prevalece es el egoísmo y la avaricia, donde no se está conforme con lo que se tiene.


                                            
El miércoles, nos levantamos con una agenda muy apretada cargada de reuniones, visitamos a dos comunidades y por supuesto más viajes en “carro” que afrontaba con la ilusión de ver qué lo me encontraba había hecho que, sin duda, mis expectativas se quedaran cortas.

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